jueves, 7 de noviembre de 2013

Armadura para lo nocivo

Y nos vamos a la cama con la cabeza fresca, pretendiendo que nada pasa afuera, debajo de las cobijas nos refugiamos y de pronto todo lo malo desaparece al cerrar los ojos. Es por nuestra salud mental así como lo es justificar los males, que no son nuestra culpa, que están muy lejos a miles de kilómetros y no hay nada que pueda hacer. No tengo el dinero y no tengo recursos para lograr algo, me  escondo tras el sentimiento de no hacer nada malo a los demás, incluso a lo que no apoyo, pero sé que no es suficiente y es omisión. 

Voy de nuevo a mi cama conmocionado por darme cuenta cuanto odio hay en el mundo, sé que es algo inherente al humano pero hablo de aquel que es capaz de llevar a cabo el hacer daño a otros solo porque su voluntad se lo dicta.

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